viernes, 8 de julio de 2011

NIETZSCHE y el DIOS muerto en GALOPE MUERTO de Pablo Neruda, (por fernando reyes franzani).




Friedrich Nietzsche. Filósofo y filólogo.
autor de: Así habló Zaratustra













NIETZSCHE y el DIOS muerto en GALOPE MUERTO de Pablo Neruda

(por fernando reyes franzani).





(Un autor dedica sus escritos a quien quiere: Dedico éste a Ruth Ana López Calderón. Poeta de Bolivia, nacida en Sucre, que vive en Santa Cruz de la Sierra).





Desde el artículo, en este mismo blog: <GALOPE MUERTO de Pablo Neruda: ¿Contiene un dios muerto en su interior?> ya sabemos que es posible pescar un Dios muerto desde el océano que es ‘Galope muerto’.

Y aquello es posible porque  “…como mares poblándose en la sumergida lentitud…” también pobló de un soneto muerto al poema base estructural de “Residencia en la tierra”.

Entonces desde el interior de ‘Galope muerto’, podemos sacar ese Dios muerto, extraerlo, darlo a luz. Bueno: eso ya se hizo en el artículo mencionado.




Hace año y algo, realicé esa pesca milagrosa.

Venía de, después de hacer un análisis palabra por palabra, verso por verso, estrofa por estrofa del poema, elucidar en detalle la base sonora del poema en sus campanadas: <como cenizas, como mares…” <es que de dónde, por dónde, en qué orilla…>,  y sus sonidos sibilantes y anillosos de cenizas, ciruelas, y todos los reflexivos usados, y plurales usados, cuando noté lo de los gerundios que terminaban muchos en el reflexivo “se”, agregando a esa base sonora de sonidos como serpientes cambiando sus pieles.

Entonces por casualidad los conté. 14 gerundios! Al parecer algo había detrás de ellos. Eso ya lo saben.



Ningún analista literario, académico o aficionado, había afirmado nunca, que yo sepa, que al interior del poema ‘Galope muerto’, poema fundamental de elucidar primero para el adecuado entendimiento de “Residencia en la Tierra”, radicaba, vivía, o acechaba, un dios muerto, real o simbólico. Pero aquello ya se ha no solo afirmado, se lo ha probado:
Ese artículo citado decía:

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‘Galope Muerto’ fue publicado por primera vez en 1926. Para ese año los preciosismos de la escuela modernista con sus cisnes blancos, sus sonetos, sus exquisitas versificaciones métrica y rimas ya eran cosa del pasado lejano. Al soneto cisne ya se le había torcido el cuello: ya era un dios muerto.
Como todo dios, resucitaría más adelante: pero aquello no nos interesa.

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Y en el artículo se mostró cómo pescar ese soneto muerto desde su interior.

Se reúnen todos los gerundios, los 14, aprobados o no por Amado Alonso, se los dispone, agregando el abracadabra de espacialización:

poblando
teniendo
pesando
haciendo

rodando
existiendo
mezclando
deteniendo

saliendo
cantando
listando

extendiendo
estirando
solicitando

Y allí tienen un soneto muerto: un dios muerto pescado desde el océano que es ‘Galope muerto’. Allí asoma la cabeza de un viejo dios.

Ese artículo terminaba con las siguientes palabras:

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Dos cuartetos dos tercetos en ABAB ABAB BAA BAA.
Pero sólo son las palabras ocultas de la rima. UN SONETO MUERTO.

No debiera pasar desapercibido, a un lector o analista atento, que allí además se encuentra un homenaje implícito y sutil a Don Alonso de Ercilla y Zúñiga.

¿Hay algo más?
Sí, pero, por ahora, lo guardaremos para la próxima entrega.

Nota: ‘Galope Muerto’ está rebosante de sorpresas como ésta.

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En los artículos sucesivos de este blog ya se han revelado muchas de esas cosas.

Ahora es el turno de profundizar en ese Dios muerto. La cabeza de ese dios viejo que asoma cuando sacamos las redes.

De paso, alguien comentó el artículo y reveló una particularidad de Pablo Neruda que yo desconocía:

Quote:

...además forma parte de la obra Nerudiana: En mi época de juventud frecuenté mucho a miembros del Club de la Bota, aún conservo esa preciosa amistad con Sara, pero recuerdo que Carlos León, escritor porteño de genio, nos dijo un día que Pablo muchas veces re escribía un poema debido a que la primera "versión" le salía cómica o lo hacía reír, y que luego modificaba el texto, o introducía signos secretos en un poema que quedarían como claves para el futuro, de los arqueólogos: y hablo del Club de la Bota ya que allí introdujo muchas de sus claves secretas y de su inmenso humor; de modo que no me extraña que toda su eufonía de músico de palabras las haya armado con gerundios...

Unquote

Que Pablo Neruda cifraba en clave en sus poemas mensajes, para tal vez entretenimiento de los “arqueólogos” literarios.

Gracias a Francisco Viñuela sé ahora de este hecho. Quedo agradecido de Francisco Viñuela, quien además es sobrino de Doña Alma Errante. Mi afecto por ella se hace extensivo a Francisco, su sobrino.

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¿Por qué ese Dios muerto en Galope muerto, sumergido allí, oculto allí, además que, de modo cierto, satisfaciendo la ludicidad de el joven Pablo Neruda?

El lector atento ya lo ha adivinado: Debido a NIETZSCHE.

Se trata de un homenaje a Nietzsche realizado por el joven Neruda. De una conversación íntima con Nietzsche. De decirle a Nietzsche, yo también soy discípulo de Zaratustra, del Zaratustra poeta.

Decirle yo soy un buen discípulo de Zaratustra, no uno de esos que no sabe ocuparse del ardor de los sonidos, que no sabe poner sus mejores pensamientos en sus poemas, y donde si entras en sus mares poco profundos siempre pescas algún Dios muerto.

Y ‘Galope muerto’ entonces contiene una base sonora extremadamente bien elaborada, sutil y bella; contiene toda la visión de mundo del joven Neruda; y contiene un dios muerto que por medio de la ironía y la sorna, aprueba a Zaratustra, y le enfatiza que en ‘Galope muerto’, no habrá  ningún Dios muerto…que el hablante residenciario es ateo, materialista y anarquista, y hasta está en contra de esas poetizaciones bonitillas y superficiales de los poetas dedicados a la hermosura y las componendas. Pero deja allí un soneto muerto para que asome su cabeza...


Aquí citaremos a Friedrich Nietzsche desde “Así habló Zaratustra”: SEGUNDA PARTE, De los poetas, página 171, Ediciones Orbis S.A., Editorial >Origen, S.A. 1982, ISBN: 84-7530-041-3. Traducción de J.C. García Borrón.

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Zaratustra:

            Hastiado estoy de los poetas, de los viejos y de los nuevos: superficiales me parecen todos, y mares poco profundos. No han pensado con bastante profundidad: por eso su sentimiento se sumergió hasta llegar al fondo.
            Un poco de voluptuosidad y otro poco de aburrimiento: ni la mejor de sus reflexiones ha pasado por ahí.
            Sus arpegios me parecen sólo un soplo, una huida de fantasmas. ¡Qué han sabido ellos del ardor de los sonidos!
            Tampoco son los bastante limpios para mí: todos enturbian sus aguas, para que parezcan profundas.
            Gústales el papel de conciliadores: en mi opinión no son sino gente de términos medios y de componendas, enredadores, gente sucia.
            ¡Ay, yo lancé ciertamente mi red en sus mares, y quise pescar buenos peces, mas siempre saqué la cabeza de algún viejo dios!
            Lo que así suministró el mar al hambriento fue solo una piedra. Y ellos, los poetas, proceden sin duda del mar.
            Cierto es que a veces hay en ellos perlas: tanto más se asemejan a duros crustáceos. A menudo encontré en ellos, en lugar de alma, légamo salado.
            Tomaron también del mar su vanidad. ¿No es acaso el mar el más vanidoso de los pavos reales?
            Incluso ante el más feo de los búfalos abre el mar el abanico de su cola, y nunca se cansa de mostrar sus encajes de plata y seda.
            El búfalo lo contempla ceñudo, pues su alma prefiere la arena, y más todavía la espesura de los matorrales, y más que toda otra cosa la ciénaga. ¡Qué le importa a él la belleza, y el mar, y los atavíos del pavo real!
Esa es la parábola que dedico a los poetas.

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Enorme el caso que Zaratustra levanta contra los poetas.

Desde el Zaratustra, Neruda, extrajo la estética que rige ‘Galope muerto’ y toda la “Residencia en la tierra”. Por Nietzsche, Neruda, dejó un soneto muerto asomando la cabeza para alguien que de verdad decidiera entrar a echar las redes en los mares profundos de su poema, y no se quedara en la mera superficie.

Allí tienen ustedes otra textualidad de contenido que 'Galope muerto' recibe desde el "Así habló Zaratustra".

Y Neruda nunca dijo nada. Inmenso. Enorme Neruda.

Esta textualidad la encontré cuando comencé a rastrear el libro de Nietzsche página por página, pues, por casualidad había tropezado con la primera, y no salía del asombro. Pensé: si existe esa gigante en un momento clave, tiene que haber otras. Otras? Decenas!

En la próxima entrega les contaré de la primera textualidad que hube de encontrar, esa ubicada por casualidad, y que me dejó casi patitieso.

Y después apuraré rápido muchas otras, todas las que vuelva a rastrear en las 1200 páginas de análisis en esos dos libros que aún siguen sin publicar: muchas de las cuales ya he olvidado. El objetivo no era investigar en la influencia de Nietzsche sobre el joven Neruda, y de Zaratustra como obra literaria en Residencia en la tierra. Pero aquello es tan enorme, tan persistente, tan casi rastreable en la superficie, que merecería un libro propio:

Se podría llamar: <Nietzsche, el con olor a membrillo>.

Es a partir de Nietzsche y de ese libro “Así habló Zaratustra” que los fundamentos estéticos de Residencia en la tierra se construyen en general y en detalles; y es desde el Zaratustra como obra literaria, que lo es: Al joven Neruda lo entusiasmó poco eso del superhombre, pero ese libro le dio además un plan de vida, pues le explicó su vida pasada como poeta. Y le mostró que un poeta es un ser que se enmascara en sus hablantes.

Bueno, ya lo dije. Analista literario interesado en “Residencia en la tierra”: comience a leer en detalle “Así habló Zaratustra”, y lea también verso por verso, palabra por palabra “Residencia en la tierra”, y en orden, o no profundizarán nada, o casi nada. Análisis de un verso aquí, dos palabras allá, algo de filosofía y estética no apropian “Residencia en la tierra” por la enorme cantidad de intratextualidades, muchas de ellas de contenidos formados, que existen en el interior de ese libro. De ese modo no se lee lo que allí hay, sino lo que hay en la cabeza del analista.

fernando reyes franzani
08-julio-2011



NIETZSCHE en Residencia en la Tierra de PABLO NERUDA. (por fernando reyes franzani)





Friedrich Nietzsche





NIETZSCHE en Residencia en la Tierra de PABLO NERUDA




por fernando reyes franzani





‘Galope muerto’ es una cinta de Moebius. ‘Unidad’, una esfera armilar.




El texto que leerán a continuación está extraído desde <La estructura de Residencia en la tierra>, esa segunda entrega que tampoco ha encontrado editor y continúa añejándose.

El título de esta entrada al blog es inventado ad hoc para atrapar.

Pero aún así, este título es bastante realista. Amigo lector de blogs: le estoy haciendo saber algo que nadie aún siquiera sospecha: y esto a través de un ejemplo concreto, revelando al pasar: La enorme, gigantesca, influencia textual de Nietzsche sobre la obra cumbre de Neruda. Aquí, a penas un ejemplo significativo en las textualidades de un poema enigmático.

Si leyeran esa <segunda entrega> que existe solamente en el disco duro de mi lap top y en dos pen drives, se darían cuenta que esa influencia fue además sobre la vida misma del joven Neruda. Pero eso ya es otra historia.

Habiendo revelado una de esas influencias textuales de “Así habló Zaratustra” sobre Residencia en la tierra: tendré que apresurarme y contarlas todas. Así que estén atentos a recibir una salpicada de sorpresas en los próximos días.
[Nota: este extracto se ha realizado de modo un tanto arbitrario, por lo cual el análisis mismo aparece algo críptico en ciertos detalles. El objetivo era por sobre todo mostrar un ejemplo de la influencia textual de Nietzche sobre "Residencia en la tierra" .]


QUOTE

Unidad

"Hay algo denso, unido, sentado en el fondo,
repitiendo su número, su señal idéntica,
Cómo se nota que las piedras han tocado el tiempo,
en su fina materia hay olor a edad,
y el agua que trae el mar, de sal y sueño."


Antes de tratar de entender nada, ¿qué es lo que dice?:

Que hay algo denso
y que en ese algo denso, en su fina materia, hay olor a edad,
y también hay el agua que trae el mar,
y ese algo denso y esa agua que trae el mar
son de sal y de sueño;
por todo aquello, el hablante comenta:
a modo de conclusión, (aún cuando lo intercala en el decir)
Cómo se nota que las piedras han tocado el tiempo.

 Lo que indica que, porque hay algo denso, (¿dónde? sentado en el fondo, ¿cómo o qué hace ese algo denso?: está repitiendo su número, su señal idéntica; y porque en ese algo y en su hermosa materia hay olor a edad y hay el agua que trae el mar, hechas, todos los atributos de ese algo y de esa agua: de sal y de sueño; y por todo aquello, las piedras han tocado el tiempo; por lo que, en conclusión, ese algo son piedras que vienen del mar y están hechas de tiempo, de sal y de sueños. Esas piedras son antiguas, (tienen olor de edad), están hechas de fina, (hermosa) materia; esa materia es hecha de sal y de sueño; y vienen del mar, (ya que están hechas de sal); y además están hechas de sueño.

(Lo en negrilla es la interpretación tradicional vigente. Se la rechazará).

(Para decir que las piedras son antiguas dice, en su materia hay olor de edad; y para decir que ese algo eran piedras, dice: cómo se nota que las piedras han tocado el tiempo, etc. Cómo se ve: imágenes autosostenidas, como a las que ya estamos acostumbrados en los poemas de "Residencia en la tierra 1").


Eso es lo que dice textualmente.


Segunda ayuda a la lectura de la primera estrofa de ‘Unidad’:




Primera estrofa de 'Unidad': Lectura definitiva.


El lector:
Conectores
Quién
Hace
Existencia
Qué
La cualidad del qué
Lo que hace ese qué
Dónde







tiempo
Lo abstracto
lo concreto





El hablante:
















"Hay










algo





denso,












unido












sentado

en el fondo, /










repitiendo





Su




número.







su




Señal

idéntica." /




La naturaleza:
















"Cómo se nota









que las





piedras

Han tocado




el



tiempo, /








en su






fina










Materia










hay


olor






A



edad, /








y el





agua






Que

trae



el mar,






De





sal






y 




sueño."





















Lo que muestra que estas tablas deben ser construidas apoyándose en la estructura ya descubierta.

Éste es un hablante de hablante. Al poeta residenciario lo podemos entender en su piel armilar.

Una piel armilar, es una desde la cual se renace. Un símbolo armilar es el símbolo del renacimiento.
Creo que habría sido excesivo que el hablante hubiera dicho, <Hay algo denso, unido, escamado, / sentado en el fondo,>. Aún cuando si por ese año del poema, Gandulfo ya le hubiera diseñado el símbolo armilar que aparece en la segunda edición de “Crepusculario”, ese libro de otro tiempo, en un poema en cursiva aquello, de escamado, hubiera sido cualquier cosa menos lo adecuado.

Y si la escritura hubiera sido “Hay algo denso, sentado, en el fondo,”, con la intensión de la coma, pero escamoteada,  le habría dado a “en el fondo”, el sentido de <mírenlo, otra vez haciendo lo mismo, en el fondo, haciendo lo de siempre; no le hagan caso, padres a invitados, no le duele nada, por su hijo, en el fondo está en otro de sus berrinches para llamar la atención.>.

Sin la coma, es posible que signifique lo ya antes dicho, y también esto último. Pero, en el fondo, el cambio por adición no es significativo.

Sea como sea, no deben ser pasado por alto dos cosas: Una refiere a las textualidades, y otra a las sutilezas, incorporadas en ‘Unidad’:

La textualidad: el hablante se ve así mismo, como “Hay algo denso, unido, sentado en el fondo,”. Se ve sentado en el fondo. (Ese "Hay" no son piedras, es el hablante mismo). Un poeta como el joven Neruda, al parecer recuerda todas sus imágenes previas, puesto que refieren a su vida, sobre todo cuando le han llegado de manera profunda. ¿Podrá ese “fondo”, expresar algo de su vida, ya capturada por medio de esa imagen? Una mirada lateral nos permite apreciar que ese “fondo” se inicia casi significando: <en el fondo del sí mismo>, <buscándose>.

A comienzos de 1923, el joven Neruda, había escrito en el Álbum Teresa, “Mancha en tierras de color”, lo siguiente: “Inclinado sobre la boca del pozo / del fondo del pozo me veo brotar...”. Ver “Neruda, la biografía literaria” página 146. Casi con toda seguridad la imagen viene de allí, de ese fondo del pozo desde donde se veía brotar.

Eso afirma que en ‘Unidad’, cuando el hablante es hecho decir por el poeta residenciario, que él se ve como una cosa, como algo, unido, denso, ese algo, él mismo, está en el “fondo”. Y lo que se recuerda como un fondo, finalmente termina transformado en un esfera, porque esos otros algos lo rodean y se unen en torno a él como paredes. Muestra, además, de modo certero, que para el joven Neruda, todo el período abarcado en los primeros poemas de “Residencia en la tierra 1”, refieren a esos tres años completos de su vida previa, y no a meras anécdotas de los días inmediatos a la escritura de cualquiera de esos textos residenciarios.

Y nótese que la modificación, es por ocultamiento, por uso de las formas poéticas en un modo de profundo ensimismamiento al interior del sí mismo. Y por nexos completamente esfumados, elididos en lo gramatical. Simplemente imágenes yuxtapuestas, una al lado de otra. Para que sea el lector quien las una y descifre. (En el poema referido del Álbum Teresa, el hablante a reglón seguido se veía con su camisa y su pelo negro, reflejados en las aguas del fondo del pozo, como si fuera una fotografía pobre; en ‘Unidad’, en cambio, la ayuda de la concreción fue totalmente omitida).

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Se presenta el resto del poema sin análisis:









Segunda estrofa:
Me rodea una misma cosa, un solo movimiento:
el peso del mineral, la luz de la piel,
se pegan al sonido de la palabra noche:
la tinta del trigo, del marfil, del llanto,
las cosas de cuero, de madera, de lana,
envejecidas, desteñidas, uniformes,
se unen en torno a mí como paredes.

Tercera y última estrofa: el yo no enfatizado. El poeta residenciario no las tiene todas consigo:

Trabajo sordamente, girando sobre mí mismo,
como el cuervo sobre la muerte, el cuervo de luto.
Pienso, aislado en lo extenso de las estaciones,
central, rodeado de geografía silenciosa:
una temperatura parcial cae del cielo,
un extremo imperio de confusas unidades
se reúne rodeándome.

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Y la sutileza: “el peso del mineral, la luz de la piel, / se pegan al sonido de la palabra noche”, dicho a la manera de un hablante de hablante. Un ser hecho de palabras refiere a otro ser hecho de palabras, la noche, por lo que refiere la palabra noche, a su sonido. De donde se obtiene que el peso y la luz refieren el sonido de la palabra, en cambio el mineral y la piel refieren la noche: y es la noche, la deidad de la poesía, que fue construida en palabras en ‘Alianza (sonata)’ la que está hecha de metales sin luz, hojas sin sonido. De ahí que los metales (ahora referidos como mineral), y las hojas (ahora referidos como piel), hacen a la noche, la deidad; en cambio esa luz ausente de los metales, allá, acá aparece pegada al sonido, (que allá faltaba), como presente en la palabra. ¿Qué puede significar todo ese juego preciosista? Que la noche, está allí también metida, que la deidad de la poesía allí también está rigiendo. Esa deidad luminosa y nocturna igualmente lo acompaña, y es la que produce “una temperatura parcial cae del cielo” y lo salva.

Alonso ya lo dijo: el analista puede llegar a engolosinarse en la exégesis. Y es muy cierto. Y agregó, allí no está la poesía. Y es muy cierto también. Pero solo un poeta preciosista permite que aquello sea posible. Y, a modo de excusa, recordar que aquí estamos tratando con, y más que nada, una exégesis de significados formados, puesto que estamos tratando de atrapar la estructura de “Residencia en la tierra 1” y los roles que los poemas y el hablante cumplen al interior de ella, desde ella, y conformándola.

La concreción específica para con la primera lectura presentada: Eran los dos primeros versos: “Hay algo denso, unido, sentado en el fondo, / repitiendo su número su señal idéntica.” lo que fue mal interpretado, y necesitó de la corrección sustantiva que se realizó. Allí está el hablante, y no la naturaleza. Hágase el mutatis mutandis necesario, y el resto de los detalles de esa primera lectura se validan. (Y aquello de lo Innominado y lo del Fundamento pierden su apoyo). [Nota: todo aquello fue omitido en esta presentación].

(Y no se deje pasar que el hablante ha adquirido características desde la propia noche, aquella con su cuerpo de número tímido, puesto que aquí es el hablante el que está repitiendo su número: y es por eso que ha hecho decir a su hablante aquello).

Se puede realizar una especie de balance de lo que se lleva ya leído. Un poema rector, dos poemas en la voz del hablante, y dos poemas del poeta residenciario.

Es como si existieran tres hablantes. El hablante de ‘Galope muerto’ es el hablante rector. Es el hablante regido desde la concepción de mundo del demiurgo. Pero el hablante de ‘Alianza (sonata)’ y ‘Débil del alba’, son sicológicamente hablantes iguales entre sí, pero diferentes del primero. Es decir, no conocen ‘Galope muerto’. El hablante de estos dos últimos textos es el que inicia el viaje de descubrimiento. Si conociera ‘Galope muerto’ ya se las sabría todas, y el viaje, sería una pomposidad retórica. Por eso que en ‘Alianza (sonata)’ se crea la diosa de la poesía, y en ‘Débil del alba’ se muestra uno de esos día en que nada <resulta>. Pero entre medio ya está escrito ‘Caballo de los sueños’, y es desde allí que sabemos, nosotros, que el hablante es un poeta, (porque escribe poesía, y ya escribió la primera), y no desde ‘Galope muerto’, aún cuando ha confirmado a éste, (pues, en ese poema rector ya también se dijo que el hablante era poeta: él se refirió a sí mismo como tal); y por eso que podemos con justeza extraer que aquello que no <resulta> en ‘Débil del alba’ es el escribir poesía y no otra cosa.

Y ahora ‘Unidad’, agrega, que el poeta residenciario, ha escrito un segundo poema, donde se muestra como se lo vio, y donde rechaza que su hacer poesía deba ser al modo existencial o al modo metafísico, pero las cosas algo le piden y hay un rayo de luz que le muestra, y le saca del laberinto armilar, cerrado en sí mismo y cercado por la exterioridad, donde se encontraba.

¿Y entonces a qué se está pareciendo el libro de estos cinco poemas, y que en realidad es el inicio de “Residencia en la tierra”?

A un Génesis. A un viaje de génesis.

Y para nada a un Apocalipsis. Alonso lo vio como un Apocalipsis, Abelardo Castillo no hace más que repetirlo. Ignacio Valente lo confirma. Un Apocalipsis sin Dios. Nada más lejos de lo cierto: con o sin Dios, no es un Apocalipsis: todo desintegrado, y desintegrándose, viajando sin rumbo, (¡y además un Apocalipsis sin esperanza!; lo que es muy poco apocalíptico para un cristiano), sin sentido, agobiado por la naturaleza, y de ves en cuando, por qué no, por la sociedad, solo, solo en el mundo muerto...

Es todo lo contrario. Un génesis sin Dios. Al modo de los demiurgos de los filósofos griegos, o al menos al modo de Platón en el ‘Timeo’, construyendo desde el caos, dando forma, un viaje hacia el dominio de la poesía, (no del mundo, no una cosmogonía). es un viaje hacia hacer de la poesía lo que debe ser. Y no cualquiera poesía: la del hablante, y la del demiurgo.

Como el demiurgo, Neruda, no las tiene todas consigo, él también está en su propio viaje hacia lo mismo; descubriendo poco a poco, avanzando, transfiriendo hacia su hablante lo que descubre que debe ser el hacer poético, y, el hacer poético principalmente en su contenido formado, por cuanto a la forma contenedora, a la forma poética, ya es un maestro de maestros.

Así entendido, y me parece que correctamente entendido, la apariencia debe mostrarse como algo caótica, como algo no del todo atrapado, como algo que está estrictamente formando lo aún no formado; y lo atrapa y lo forma de modo denso, genial, completo, pero lo atrapado es, a veces, casi, la nada misma. E igualmente debido a esas exigencias, los símbolos usados, son situacionales, referidos directamente al entorno de su uso y construcción, y deben quedar como concretos, casi como cosas que actúan: puesto que se está en un viaje de génesis.

Y no se debe entender, mirado el asunto desde el punto de vista del demiurgo, como que a él, aún no le haya pasado nada: eso es extremadamente paradójico.

Miren todo lo que ya le ha pasado a Neruda: Ha escrito cinco libros de poesía, uno de los cuales ha sido un éxito de ventas y de lecturas fulminante. Ha roto con el padre. Ha tenido tres serias pololitas y, por angas o por mangas, ya perdió a la primera, la segunda se le ha alejado y terminará perdiendo a la tercera también. Lee literatura como condenado. Ha actuado como activista intelectual de grupos anárquicos. Ha escrito y publicado artículos de corte anarquizante. Ha leído a Platón, a Schopenhauer, a Nietzsche. Conoce esoterismos platónico-pitagóricos. Conoce o al menos ha escuchado hablar de Einstein y de Darwin. Ha leído a teóricos del Anarquismo. Es un firme convencido y practicante del amor libre, y hasta a veces de la promiscuidad con jóvenes admiradoras. Nunca le ha sido fiel a sus pololitas más serias. Ha sido homenajeado por amigos-poetas de la época del calibre de Díaz Casanueva, Rosamel del Valle, Cruchaga Santa María. Se tutea con Alone. Conoce Temuco, Ancud, Valparaíso, Santiago, Puerto Saavedra. Estuvo en la Universidad. Conoció personalmente a Gabriela Mistral. Vive pobre como la rata. Pasa hambre. Sale de juerga con sus amigos. Fue una vez a la casa de Huidobro. Tiene amigos que lo apoyan y lo admiran. Ya le han construido un símbolo armilar con él al medio como pez zaratustriano. Ha andado a caballo. Escribió ya la primera novela moderna, de tipo nuevo, en Chile. Habla y lee en francés. Probablemente también sabe inglés. Ha leído a Rilke, a Baudelaire. Por cierto que a Quevedo, Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Rimbaud, José Asunción Silva, Rubén Darío, La Odisea. Ya han muerto algunos de sus amigos. Ha dormido en una parva. Se ha adentrado en las profundidades de la selva lluviosa templada del sur de Chile. Conoce el perfume de las lilas. El ulular desatado en torno a una casa nocturna. El sonido de la goteras. La ceniza después de los incendios. Ya escribió y publicó “Tentativa del hombre infinito”. Y en todo eso que le ha pasado, él ha sido protagonista activo.
Como se ve, no es falta de experiencia, en el sentido indicado por Rilke. Es simplemente falta de dominio de la forma poética nueva que él quiere descubrir, construir, hacer, y eso sólo se lo hace haciéndolo; ya que siente que toda su poesía anterior, por exitosa y admirada, no es más que un solo fracaso, en su propia apreciación. Ni siquiera es que no le parezca que esa poesía anterior no haya salido desde lo profundo de su ser. (Cuando alguien insinúo, o varios, que los veinte poemas no tenían sentimiento personal, emoción, las emprendió a patadas verbales, todas muy correctas, contra aquellos).

Creo que es un problema de forma poética: no había encontrado, en su parecer, la forma poética de expresión adecuada, para que sus vivencias se universalizaran; y está pasando por un período de búsqueda, dudas, titubeos, a patadas con las formas poéticas. Siquiera sugerir que estaba esperando por <experiencias> es suponer que el joven Neruda era un afantasmado incapaz de percibir su propio entorno, puesto que lo que ya le había ocurrido y vivido, es más que lo que cualquier joven de su edad hubiera soñado con experimentar en sus sueños más aventureros.

Pero algo ya ha logrado, y al parecer viene desde “Tentativa del hombre infinito”, y es fundamental: Ha aprendido a distinguir entre su yo desmesurado, el de un auto centrado narcisista con absoluta falta de consciencia de esa característica, es decir, que se le escapa de modo espontáneo, (y recordar que una personalidad narcisista puede ser muy positiva para su entorno, siempre que el entorno no se le oponga de modo directo), y, él, y los yos de sus hablantes poéticos, a los cuales logra descentrar, abizarrar, ocultar, adoptar pieles, asordinar, presentarse en tercera persona singular y plural, cosificarse, hacerse como día, humildizarse, hacerse como lo que sea necesario según exigencias poéticas. Dada las características sicológicas de Neruda, las que uno lee en la superficie de sus cartas personales de la época, ese logro poético es gigantesco. (Pablo de Rokha, por ejemplo, casi nunca lo logró).
Eso es lo que hasta ahora nos muestran esos 5 poemas leídos en orden estructural, que en la vida del joven Neruda, van desde que tiene 21 años hasta probablemente cumplidos o casi, los 23, de 1925 a comienzos 1927. (Ya escribió tres textos adicionales de “Residencia en la tierra”, pero aún no hemos llegado a ellos según su orden estructural.

Son todos ellos, si no en su totalidad, en aspectos importantes, artes poéticas, o, meta poesía, ensayos de la modulación del yo poético, para un demiurgo cuya visión del mundo, bastante elaborada, consciente y consistente, es la de un anarquista intelectual; espontáneamente narcisista en lo sicológico, individualistamente romántico y poeta de éxito ya reconocido al interior de su generación.
En concreto: Neruda ya escribió ‘Galope muerto’: allí se contiene íntegra su visión de mundo, la que tenía por esa edad. Pero aún no sabe cómo desplegar la totalidad en sus partes componentes, ni está seguro de cuáles sean las partes componentes necesarias de desplegar, ni a través de qué imágenes concretas.

Está principalmente trabado por la forma; pero lo concreto a desplegar tampoco lo tiene muy claro Ya que él mismo desea y expresa que su poesía debe ser orgánica. Un yo vociferante, falló. Otro yo más asordinado con recursos mecánicos en lo formal, (eliminación de puntuación por ejemplo), también falló. (Y a lo mejor falló por el apuro que tenía de tener éxito ante sí mismo). Por eso ahora se está tomando su tiempo. Pero es tremendamente paradójico que un poeta habiendo escrito algo tan formalmente extraordinario como ‘Galope muerto’ aún no domine las formas de su concreción.

Al menos sabe que: no será un poema o poemas existenciales al modo de Rilke; ni serán poéticas peroratas metafísicas en torno a su visión de mundo, al modo de Lucrecio. La vida le irá mostrando que a cada nueva experiencia, presente o del pasado, a plasmar en poesía, nuevo hablante, nuevo cambio de piel. Esto lo aprendió de Nietzsche. Mi impresión es que ahí está la clave del éxito de “Residencia en la tierra 1”, sumado al preciosismo del tratamiento de las formas poéticas: ambas cosas eran absolutamente nuevas en la poesía chilena, y probablemente en la poesía universal, en la confluencia de ambas. (Alguien podría argumentar que “Iluminaciones” es similar; pero estas últimas son apuntes para un desarrollo ulterior que nunca ocurrió).

Terminados esos cinco poemas, como ya presentados, (y otros tres que ya aparecerán, y que ya estaban también escritos), el único verdadero soporte que posee externo es contar con Nietzsche. El con olor a membrillo. El insospechado de la cátedra.

Veremos aquí, en lo siguiente, antes de pasar al próximo poema, el rastro textual de “Así habló Zaratustra” en ‘Unidad’. De paso daremos contenido a eso de las series azarosas, casuales, de la enumeración encontrada en el poema; y, aún antes que todo eso, dónde está lo poético, lo atractivo en poesía, en construcción de palabras domesticadas al modo poético, de esos poemas.

Ya conocemos el contenido último, el contenido formado de esos poemas. ¿Está allí, en estos poemas, el atractivo, la poesía contenida? No, para nada. Si nos referimos al contenido puro, y si fuera aquello lo que hace poéticos, atractivos como poesía, estos textos, o al menos el poema rector, debiera hacernos capaces de construir, panfletos, al menos buenos, panfletos sobre ateismo, materialismo, anarquismo con él. Y,‘Galope muerto’ el más teórico, general, metafísico, al respecto, no convencería a nadie como propaganda, ni siquiera como explicación de los temas en cuestión: se reirían en nuestras barbas los ateos, los materialistas, los anti religiosos, los anticristianos los esoteristas. Dirían, epa, anticuado estará, pero mejor leamos “De la naturaleza de las cosas”; o si quieres algo más moderno, y extraordinario en su calidad poéticas, lee “Así habló Zaratustra”.

Y agregarían, emprenderla en contra de las iglesias y el Estado en sueños, solo prueba lo iluso de la pretensión. ¿‘Unidad’?: Fantástico, si hasta se apropia de Platón, y las verdades profundas de la simbología esotérica. ¿‘Alianza (sonata)’? No está mal. Un poema de amor, con una amada simbolizada en la noche. ¿Débil de alba? Ah, magnífico, quién no ha enfrentado uno de esos días donde todo parece salir mal: las cosas no salen, llegan los acreedores, nos visita la suegra, nos abandona la amada? ‘¿Caballo de los sueños? Quién no ha soñado, despierto o dormido, con esas imposibilidades de lograr en la realidad, quién no ha soñado con liberarse de ataduras y desplegarse desatados de las convenciones, y ser por fin, uno mismo?

Los poemas están construidos como emociones que asedian, universalizadas, representativas de todos, desplegadas como una intuición que atrapa sentimientos comunes a todos; y al modo de seres en una sociedad que ha dejado de tener un común denominador, como precisamente son nuestras sociedades a partir del siglo XIX, sociedades disgregadas, dispersas, donde a veces, solo por la fuerza se imponen los con la sartén por el mango.

Y un avispado, agregaría, lo definitivo: si hasta Alonso, en ese aspecto, los trata con más cariño. Mejor hubiéramos dejado en la oscuridad el verdadero contenido de ellos. (Y hubiéramos dedicado más atención al ritmo, las sonoridades, y la domesticación de todo el conjunto, la intuición y emoción poéticas desplegadas). (Pero estamos elucidando la estructura, no olvidar).

Ah, en fin, curioso ¿no?

Hemos llegado a una verdad conocida de todos los analistas: el tema no hace al poema. Pero de ahí no se sigue que los buenos poemas sean poemas sin tema. (O temas melifluos, o temas puramente <poéticos>). Todo lo contrario. Como con este análisis se ha intentado probar; porque estos poemas pertenecen a la mejor poesía escrita en el siglo XX, y no solamente en Chile.




Nietzsche en ‘Unidad’, o más bien “Así habló Zaratustra”.



Esto al menos debiera interesar a los rastreadores de textualidades. Muestra cómo la poesía se construye a partir de las herencias poéticas desde los maestros, y hasta a veces, desde los dejados de la mano de Dios.



Zaratustra:

<Les he mostrado todos mis pensamientos y deseos: pensar y reunir en unidad todo cuanto en el hombre es fragmento, enigma y pavoroso azar>. <... hasta el más miserable pescador rema así con remos de oro.>; y más adelante: <Yo trazo en torno mío círculos y fronteras sagradas:>; y avanzando otro poco: <¿cómo podría haber algo fuera de mí? ¡No existe ningún fuera!>; y dando un salto un poco más paginado, <Y en cuanto en todos los mares me pertenece, mi en-mí, y por-mí de todas las cosas, péscame eso y tráelo hasta mí: eso es lo que guardo yo, el más maligno de todos los pescadores.>; y apenas un solo saltillo de líneas: <Y girando sobre sí mismo,>.

Algo al parecer le llamó la atención al joven Neruda, y cuando enfrentado al problema de cómo mostrar a su hablante ocupado de esas cosas: la sociedad, el universo, lo hizo construir un poema, uso de cursivas, donde el hablante, se las ingenia para recomponer a su gusto esas textualidades desde “Así habló Zaratustra” escrito por el con olor a membrillos.

De ahí viene el que las series sean azarosas: trigo, marfil, llanto; cuero, madera, lana; como construidas por alguien que hubiera perdido la capacidad de ordenar cosas según cualidades comunes a lo ordenado; y ya no sabe si ordenar, por color, o forma, u origen; y mezcla y desmezcla y se agobia. Pero aquí la unión es simplemente azarosa. (Bueno, elegidas con pinzas para que parezcan azarosas). Porque se reunirá en unidad todo lo que en el hombre es fragmento, enigma, y pavoroso azar, había dicho Zaratustra.

Probablemente Alonso las trataría de membra disjecta: marca de fábrica de los surrealistas y otros modernos, manifestación crasa de la despreocupación formal. Y ya ven cómo se equivoca, o más bien atrapa no más que la apariencia.

No quisiera continuar con lo que hay detrás en Zaratustra, porque aquello nos llevaría al Superhombre, y a tirar dados (azar) en la tierra que caen secos en el cielo con la tirada adecuada (determinismo), como imagen del retorno del devenir siempre nuevo.




Y ya, menos mal, hemos llegado a ‘Sabor’.

‘Sabor’ sigue a ‘Débil del alba’, debajo de ‘Unidad’.

El quinto poema según el orden estructural, en el viaje. (Dejando fuera del viaje al poema rector).

Unquote



Estimado lector: La base estructural de Residencia en la tierra 1 es “Galope muerto”, y la primera parte, a continuación, de ese libro es el viaje por los sueños, o, el viaje a la conquista de la poesía.

Con el tiempo se irán acostumbrando a esta nueva terminología. Nuevos conocimientos siempre acuñan nuevas terminologías.



Ya les he revelado varios secretos, en los artículos de este blog:

1.- El soneto muerto al interior de Galope muerto.

2.- Las partes estructurales de Residencia en la tierra 1:

A) Base: Galope muerto.

B) Viaje por el mundo de los sueños o a la conquista de la poesía: el ensimismamiento.

C) Residenciación del hablante o entrada a la historia por medio del amor. La objetivación y terrenalización del hablante en la historia, en un mundo dado de relaciones humanas.

D) Renuncia al amor para cumplir la misión: conquistar la poesía.

E) Retorno a la soledad: la poesía conquistada.

F) Regreso al origen: La alegorización de la sociedad residenciaria.

Ahí está dicho: Probarlo y saberlo es leer toda la segunda entrega.

3.- Lo que realmente significa <Molino de las Formas> en ‘Galope muerto’. Bueno, y un sinnúmero de otros detalles en relación a ese poema.

4.- Que el tiempo presente de Residencia en la tierra es lo que va del mes de mayo al mes de junio.

5.- Que los poemas en cursiva son el libro al interior del libro: el libro escrito por el poeta residenciario, y por tanto tienen un hablante que es hablante de hablante.

6.- Una intuición: que Gandulfo diseñó el signo armilar de Pablo Neruda.

7.- Y la revelada aquí: Que <Así habló Zaratustra> de Nietzsche es la influencia textual y de contenido más significativa sobre Residencia en la tierra 1. Así que amado lector… póngase a leer <Así habló Zaratustra> si quiere avanzar en el entendimiento general y de detalle de "Residencia en la tierra". Y si usted es experto o profesional de la literatura: bien haría refrescándose.

Mmm me siento echando al agua un secreto querido. Pero ya eso llevaba mucho, demasiado, tiempo pesando en mi conciencia.

Mañana, en una entrada cortita, les diré que hay de verdad detrás de ese soneto muerto, ese dios muerto, esos 14 gerundios, al interior del océano que es Galope muerto.

Y lo haré mañana: no quiero darle tiempo a que se adelante y lo descubra por cuenta propia. Me portaré egoísta.

Nota: en entrada ulterior se entregará el análisis completo de este poema; análisis que aquí fue casi totalmente omitido, pues, el interés principal era mostrar la influencia textual del Zaratustra. 


08 de Julio de 2011 (día en que se echa al agua a Nietzsche).





Hay algo denso, unido,  sentado en el fondo,
repitiendo su número, su señal idéntica.


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