NIETZSCHE, GALOPE MUERTO Y LA PREGUNTA ORACULAR.
Este será un artículo muy corto sobre la influencia de Nietzsche en textualidades de GALOPE MUERTO, de Pablo Neruda.
No refiere a esas vaguedades con que se prueba todo y nada. No refiere a un cierto aire de época. A: <todos estaban influidos por Nietzsche en aquel tiempo, sobre todo ciertos anarquistas>.(Inicio de la tercera década del siglo XX).
No. Refiere una textualidad concreta.
Será la primera vez que esto sea revelado. Hoy 28 de Julio de 2011.
Dedicado a todos los amantes de la poesía residenciaria.
Mi hermano JP le envió aviso del blog a varios de sus amigos: Decanos de escuelas de letras, y otras personas así. El director de un Coro le preguntó, sobre el dios muerto en ‘Galope muerto’: “y cómo fue que se dio cuenta a tu hermano?” JP miró hacia el techo.
Eso fue fácil: Fue contando los gerundios.
Ahora nos referiremos a algo al inicio de la cuarta estrofa de 'Galope muerto'
Esa cuarta estrofa se inicia así:
"Ahora bien, de qué está hecho ese surgir de palomas
que hay entre la noche y el tiempo, como una barranca húmeda?"
Para un hablante que ya ha adoptado una nueva máscara, una nueva piel, esa pregunta es emitida como una pregunta oracular: aquella que no afirma ni niega, solo despliega enigmas. (Según Heráclito eso era lo que hacía el oráculo).
Notar allí adentro la influencia de Nietzsche, y por tanto sobre toda la Residencia en la tierra, fue pura casualidad.
Fue rastreando un decir de Zaratustra que quería usar como cita: <Debes consumirte en tus propias cenizas. Si no ardes en tu llama, cómo te renovarás?> Algo así era lo que recordaba. Y entonces la estaba buscando, a la cita, en “Así habló Zaratustra”, y no la encontraba.
En aquel momento todo el análisis palabra por palabra, verso por verso, de las 5 estrofas de ‘Galope muerto’ ya estaba terminado. Eso significa que sabía el poema de memoria, sus palabras, su orden, sus significados, su ritmo, simbologías, sonoridades.
Y la cita no aparecía. Entonces recordé mi forma de leer “El Peneca” o “El OK” cuando niño, de atrás hacia delante. Y así retomé la lectura del libro de Nietzsche, desde el final. Lo que encontré me hizo abismar.
Sobre la pregunta oracular: “Ahora bien, de qué está hecho ese surgir de palomas / que hay entre la noche y el tiempo, … ?”.
Para quien haya leído, y entendido, aún a medias, ‘Galope muerto’ la respuesta es obvia. Como respuesta textual sería: está hecho de un sonido luminoso, y también sería: de ese sonido ya tan largo. Lo que aquello significa como contenido formado, como símbolo, no lo referiré. (Significaría leer todo ‘Galope muerto’.
Pero, mostraré el ciframiento implícito en el “Así habló Zaratustra”. No el significado formado, sino la espacialización de la textualidad.
Para ello, un prestidigitador necesita de preparar su mesa con sus palomas, conejos y sombrero, (todos literarios, ciertamente, para que no abulten):
La mesa es: “ese surgir de palomas que hay entre la noche y el tiempo”.
Entre la noche y el tiempo hay un surgir de palomas. Entonces agreguemos polvitos de espacialización:
Noche …………. palomas ………….. tiempo.
(Ahí tenemos un surgir de palomas entre la noche y el tiempo).
Y ahora del sombrero, que es aquí el Zaratustra: metamos la mano y saquemos de <EL SIGNO> la espacialización referida.
Citaré truncando lo que haya que truncar y con las negrillas agregadas para visualizar: [Desde el acápite final de “Así habló Zaratustra]:
“La mañana que siguió a aquella noche, [vaya, no más comenzar y ya apareció la palabra <noche>] … de repente … revoloteos … El batir de tantas alas … las palomas … [Mmm se pone interesante: poco más adelante, la palabra <palomas>]… Todo aquello vendría a durar mucho o poco tiempo … [No puede ser! La palabra <tiempo>!].”
Ven: ahí, en el acápite final del Zaratustra, tienen un surgir de palomas que está entre la noche y el tiempo. (La palabra “palomas” surge, aparece, entre la palabra “noche” y la palabra “tiempo”).
[Después de ese encuentro casual no me quedó más que leer todo el Zaratustra rastreando todas las textualidades].
La pregunta oracular del inicio de la cuarta estrofa de ‘Galope muerto’ está cifrada en la espacialización del acápite final de “Así habló Zaratustra”: “Ahora bien, de qué está hecho ese surgir de palomas que hay entre la noche y el tiempo?”
Por lo demás, en relación al sentido, hay también en “Así habló Zaratustra” un algo que ocurre al final de una noche, y ese algo es un batir de muchas alas, el que es producido por palomas, las cuales surgen, inmediato antes que el narrador se pregunte si todo aquello vendría a durar mucho o poco tiempo, pues en verdad, sigue reflexionando el narrador, para tales cosas no hay tiempo sobre la tierra: y entonces no solo en las grafías, sino además en el contenido de lo dicho, hay un surgir de palomas entre la noche y el tiempo, el cual es un tiempo extra mundano).
Neruda cifró la pregunta oracular, la pregunta fundamental de ‘Galope muerto’ en la espacialización de la llegada del signo, justo cuando éste llega, en “EL SIGNO”, en la parte final del libro fundamental del con olor a membrillos.
Y, el joven Neruda, transformó aquello, según sus propósitos en la pregunta oracular: “Ahora bien, de qué está hecho ese surgir de palomas / que hay entre la noche y el tiempo, como una barranca húmeda?”. La noche y el tiempo referidos son los residenciarios.
Pero la espacialización de las palomas entre ellos viene del Zaratustra. (Y las palomas y ese surgir de ellas, junto con la del león amarillo, era la llegada del signo que esperaba Zaratustra: y anunciados por un sonido ya tan largo!).
Debe haber impresionado mucho al joven Neruda, Nietzsche, el con olor a membrillo, y su “Así habló Zaratustra” para haber dejado tanta textualidad, desde esa obra fundamental de la literatura, cifradas: tanto en el ‘Galope muerto’, como a lo largo de las Residencias.
Me siento liberado de otro secreto.
Fernando Reyes Franzani
28-julio-201119:30