jueves, 14 de julio de 2011

GALOPE MUERTO de Pablo Neruda: SIMBOLOGÍA en uso en la primera estrofa. (por fernando reyes franzani)



Como cenizas




GALOPE MUERTO: SIMBOLOGÍA en uso en la primera estrofa.



por fernando reyes franzani


Dedicado este artículo a mi hermano José Pedro Reyes Franzani: sin su apoyo  material y soporte moral, esta investigación sobre "Residencia en la tierra" jamás se hubiera materializado.



como mares poblándose



Este artículo es auto soportado, pero al lector que desee profundizar aconsejo leer, en este mismo blog, los siguientes arículos generales:

Del 29 de diciembre de 2010: Galope muerto en Residencia en la tierra. y
Del 05 de julio de 2011: Análisis, comentario y estructura de Galope muerto.
                           
Dicho aquello, este artículo se puede abordar y entender en sí mismo. Pero su escritura está deribada de los artículos anteriores.

Primera estrofa de Galope Muerto:



GALOPE MUERTO

Como cenizas, como mares poblándose,
en la sumergida lentitud, en lo informe,
o como se oyen desde el alto de los caminos
cruzar las campanadas en cruz,
teniendo ese sonido ya aparte del metal,
confuso, pesando, haciéndose polvo
en el mismo molino de las formas demasiado lejos,
o recordadas o no vistas,
y el perfume de las ciruelas que rodando a tierra
se pudren en el tiempo, infinitamente verdes.



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Lo primero que debe llamar la atención a una lectura atenta de contenidos formados en esa primera estrofa es la presencia en ella de todos los símbolos universales, a al menos griegos, para aproximar a la naturaleza:



<Fuego> en “ Como cenizas”, <agua> en “mares poblándose”, <aire> en “como se oyen desde el alto de los caminos cruzar las campanadas en cruz”, y <tierra> en “el perfume de las ciruelas que rodando a tierra”.



Fuego, agua, aire y tierra. Los elementos griegos fundamentales, constituyentes de la naturaleza: sus principios fundamentales. Las distintas hipótesis racionales griegas para explicarse el todo.



Para nosotros ya no son más que símbolos. Pero hubo esa época en que se creyeron hipótesis científicas. Ahora nos cuesta entender aquello. Se necesita imaginación y algo de conocimientos para ponernos en la vida de esos griegos de hace ya dos mil trecientos a dos mil quinientos años.



El joven Neruda usó esos símbolos. La primera estrofa de Galope muerto, despliega el ámbito global del mundo formado por naturaleza y sociedad humana. Hacerlo sin sociedad humana sería un disparate si se pretende apuntar al mundo: no habría quién reflexionara.

Pero ese despliegue de la totalidad del mundo está en las palabras mismas, en la superficie de ellas.

El joven Neruda intencionalmente debe haber usado esa apariencia externa de palabras como descoyuntadas para enmascar el contenido simbólico del interior: entonces reafirmó el tratamiento simbólico distribuyendo todos los símbolos griegos de la naturaleza en esa primera estrofa: Fuego, agua, aire y tierra. (Pero volveremos sobre esa apariencia concreta y esa interioridad simbólica).

Lo hizo de tal modo que incorporó sutilezas simbólicas adicionales: es decir apropió esos símbolos para su uso particular:

Por el lado de la naturaleza en el primer verso ocupó dos: <Fuego> y <agua>: “Como cenizas, como mares”. Y dejó a la sociedad humana empaquetada al interior de la naturaleza, subordinada a la naturaleza, a través del símbolo <aire> de “como se oyen … cruzar las campanadas en cruz…” pues, en el último verso retorna a la naturaleza bajo el símbolo <tierra> de “y el perfume de las ciruelas que rodando a tierra”.

Dice: 1) el <fuego>, en la modalidad de la <ceniza>, es el principio originario, 2) la vida surge en el <agua>, 3) y después, determinados, subordinados, viene la sociedad humana, eso es <aire> lo volátil, lo pasajero, lo voluble, y 4) todo constituye el mundo, la <tierra>.



Sabía usar símbolos el joven Neruda! No solamente sabía de su existencia. Y es obvio que aquello lo debió tomar de su conocimiento de los pre socráticos, y  no hay más cuestión que hacer al respecto.

Que el principio originario sea la ceniza, el fuego, probablemente lo tomó de Heráclito, tal vez, o con mayor propiedad de la filosofía griega en general, Platón incluido, que consideraba que en el principio era el caos, (la ceniza). Y el demiurgo solo habría organizado el caos, por medios geométrico según Platón, por ejemplo. Pero lo fundamental es que al principio está el caos, el fuego.



Esa es otra sutileza del uso de los símbolos en el Joven Neruda: está afirmando que el hablante de ‘Galope muerto’, sostiene que el mundo no necesita de un creador, es su propio principio, o, mejor, no hay principio, no lo hay al menos para la poesía… no es posible ir a ese principio, el caos en el principio: no hay observador que dé cuenta.


Pero en relación al origen del uso hecho por el joven Neruda del símbolo ceniza en sí mismo existen otras dos alternativas a considerar:


i) Sobre las cenizas. Desde el libro de Nietzsche: “Así habló Zaratustra” : <Solitario, tú recorres el camino que lleva a ti mismo. Tienes que querer consumirte en tu propia llama. ¡Cómo te renovarías si antes no te hubieras convertido en ceniza!>.


Y ahí se tiene la ceniza, como de algo desde lo cual se nace, o renace. La ceniza como principio activo vivificador y renovador. Y están contenidos, también, los caminos que conducen al sí mismo.



(Antes de encontrar el hilo del Zaratustra, pensaba en el ave Fénix, y encontré que estaba equivocado).



Es el Génesis y Zaratustra los que están detrás del símbolo de la ceniza. Pero el Zaratustra, en esa cita, es un soporte siempre presente a lo largo de toda la Residencia.



(En realidad, fue rastreando en el libro fundamental de Nietzsche esa cita que encontré el hilo de Ariadna).



Cuando uno ha leído ese libro hace ya tanto tiempo atrás, ni se sospecha que en él hay claves de otro libro del cual no se estaba, en aquel momento, interesado. Pero rastreando la cita fue como observar que los negativos aparecían misteriosamente radiados y ya no se pudo menos que dedicar tiempo exclusivo a encontrar el por qué de esa impresión no esperada.



Y el Génesis también pudiera ser una alternativa a considerar en esl uso del símbolo de la ceniza: de polvo hizo Dios al hombre dice la segunda versión de la creación: de la ceniza.



Vemos que ‘Galope muerto’ es una poesía directamente simbólica, y sutilmente simbólica, ya desde su primer verso:



Dice que el hablante es ateo, como derivación hacia quien está enunciando Galope muerto, y además sostiene que la vida se originó en los mares. El agua es originaria de la vida. Y ese es el símbolo agua, puesto que son mares poblándose, que vienen desde la ceniza.



Sabía usar espacialización el joven Neruda.



Esto probablemente lo vio reafirmado desde Darwin: la vida inició su evolución en el agua.



Hay algo simbólico adicional en el tratamiento de la sociedad humana? Esa sociedad humana determinada por la naturaleza, empaquetada en la naturaleza, que es, simbolizada como sociedad humana por el aire, lo volátil, lo fluido, lo voluble, lo pasajero, lo que no permanecerá, que además de venir desde los griegos toma al Eclesiastés en cuenta?:



“El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo”, Biblia de Referencia Thompson.



o



“Va el viento hacia el sur y luego gira al norte, y girando, girando, vuelve sobre sus giros.”, si prefieren desde una Biblia católica romana.



Hasta la Biblia había leído el joven Neruda.



Y asignó el símbolo <aire> a la sociedad humana. Una sutileza adicional del joven Neruda.


Lo simbólico adicional en el tratamiento de la sociedad humana está condensado en muy pocas palabras, muy crípticas a veces enmascaradas en una sintaxis muy peculiar al propio 'Galope muerto'.



El símbolo de la <Cruz> está usado en “ese cruzar de las campanadas en cruz”. Toda la religiosidad tradicional, moderna, antigua, anquilosada, o renovada, da lo mismo: está contenida allí, en el símbolo de la <Cruz>: todo el cristianismo, toda la Iglesia Católica Romana, y principalmente esta última puesto que el hablante de ‘Galope Muerto’ usa dichos chilenos. (Más adelante, lo verán probada esta afirmación). Y se reafirma ella, por el hecho de que esas campanas, ese como se oyen cruzar, es desde el alto de los caminos: esa es una imagen tomada desde las aldeas y pueblos del sur campesino de Chile. Allá desde los campanarios llamaban y llaman a los feligreses, y estos no saben si ir a San Agustín o a San Roque: las campanadas cruzan en Cruz, o simplemente no escuchar y no ir.



Se está llenando de simbología, esta primera estrofa de Galope muerto.



Y ese símbolo, es “confuso, pesando”. Allí tiene en lo “confuso” una ironía del hablante, y en lo “pesando”, un reconocimiento de la realidad del mundo residenciario, donde la religiosidad es “confusa”, (la nueva, la vieja, la renovada, la anquilosada, la que sea), pero es “pesando”, tiene efectos de trascendencia: se tocan campanadas, se construyen caminos, se une la gente, se aglomera. (Y en la segunda estrofa, se han construido al menos un convento).



“Pesando” lo toma el joven Neruda desde la última estrofa de ‘Galope muerto’, último verso: “de lo lleno, obscuros de pesadas gotas.” Confuso lo toma del diccionario.



Pero hay más:



Porque ese signo está “…haciéndose polvo, / en el mismo molino de las formas demasiado lejos, / o recordadas o no vistas,”.



Estas ya no son simbología universal, como fuego, agua, aire, tierra, cruz. Es simbología privada del joven Neruda.



Primero qué simboliza, después de dónde lo obtiene .



Lo que se hace polvo es el signo de ese llamado simbólico, el mismo símbolo del cristianismo, y el cristianismo con él se hace polvo.



Se usa un expresión coloquial, hacerse polvo, pero sólo vale en su significado simbólico aquí, en ‘Galope muerto’, dado por el contexto simbólico de el poema: se hace polvo, porque se avienta, se esparce, se multiplica, y por eso que es “pesando”.



Y aquel esparcirse viene por la acción del molino de las formas: otro símbolo: esta vez se está simbolizando el lenguaje, los signos del lenguaje, esas son las formas, eso viene desde la filosofía griega y del evangelio de San Juan: en el principio era la palabra, y el verbo tomó carne.



Todos esos llamados con palabras: la religiosidad son palabras dice el hablante, pero “pesando” ejerciendo la motivación y el convencimiento porque se hace polvo, se esparce como el polvo, y ejerce su trascendencia, haciéndose ritos, acciones, congregando, uniendo, religando.



Por eso que son formas, palabras, demasiado lejos, o recordadas o no vista: y eso le ocurre a todos estos símbolos: Se trasmitieron al ser humano en la infancia, (demasiado lejos), y vienen desde Roma, (demasiado lejos), y son recordadas, por eso ejercen su “pesando”, en cambio a veces son no vistas, muchos son los que no las han visto nunca, o si las han oído, no las escuchan.



Pero aquello no ocurre sólo con la religión, ocurre,  y más importante aún para “Residencia en la tierra”, y ‘Galope muerto’: ocurre con la misma poesía.



Son además, esas expresiones: metapoéticas, son una Arte Poética, no explicitada. El propio Galope muerto es como cenizas, o como mares poblándose, y es muerto si nadie lo lee, y el también es una forma demasiado lejos o recordada o no vista, y también se ha hecho polvo en el molino de las formas.



Esos versos existen en cuatro planos: el aparente de su decir mismo; y el de tres planos profundos contenidos en el interior: el de la poesía, la meta poesía, la arte poética que es además Galope muerto; la crítica del lenguaje en la cual necesariamene se codifican las relaciones interpersonales y sovrre todo los textos poéticos; y finalmente: la referencia a la vida misma en su totalidad al interior del mundo residenciario. Aquí en este poema se está construyendo su base estructural en palabras.



Por eso, por medio de este ejemplo, sin necesidad de haber leído todo el poema se puede hacer la pregunta, y se responderá de modo afirmativo: ¿se ha construido Galope muerto bajo el imperativo de una percepción metodológica de la realidad como una esencia fundante y una apariencia necesaria, apariencia que oculta y distorsiona esa realidad profunda? Sí. Ya lo saben. Y no vale la pena teorizar algo que ya notaron.



¿De dónde lo toma Pablo Neruda?



De un filósofo, probablemente, más otro asunto metodológico, que no mencionaré ahora, que toma de ese filósofo: De Arthur Schopenhauer.

Es para Schopenhauer que la realidad está formada de voluntad, como esencia fundante, y de representación, como apariencia necesaria, y además velo de Maya. Esa forma general, metodológica de percibir la realidad lo toma el joven Neruda de este filósofo: pero no hizo ningún caso de las especificidades de voluntad y representación. Al parecer al joven Neruda, esas cosas no lo convencieron para nada.



Del mismo modo las pudo haber extraído desde el joven Marx, pero es imposible que lo hiciera: el joven Marx no estaba publicado.



En cambio se sabe que al parecer el joven Neruda echó el libro de Schopenhauer a su equipaje cuando, antes de construir Galope muerto, fue de vacaciones a Ancud.

Aquí, simplemente esto se lo ha dicho. En la primera entrega no publicada en espera de editor, se lo ha desarrollado y probado en extenso. Y que había leido a Schopenhauer está mostrado en "Pablo Neruda, la Biografía Literaria".


Pero el símbolo mismo del molino de las formas? de dónde viene?



Ya sabemos que fue usado además en poesía por Vicente Huidobro en “Altazor”, cuando hizo molinar al molino de viento.


El lector atento, el que ya se ha leído las otras entradas de este blog, sospecha de dónde vino: Sí, de Nietzsche.



Y ese venir desde Nietzsche es además una influencia textual.




Sobre el molino de las formas. Desde “Así habló Zaratustra”: En <De los doctos>:



“Trabajan como molinos y morteros: ¡basta con echarles grano! Ellos lo muelen perfectamente, y lo convierten en polvo blanco.” y también: “Como sacos de harina, levantan, sin quererlo, polvo a su alrededor: mas ¿quién sospechará que su polvo procede del grano y de la dorada delicia de los campos de estío?”



Y Zaratustra está refiriendo con palabras a las palabras, y con palabras que se produce ese polvo, (más palabras), que se avientan.



(En Zaratustra son las palabras de los doctos. Neruda simplemente generalizó la imagen y la usó de manera simbólica).



(Y Huidobro, hizo a ese molino molinar decenas de formas verbales en su “Altazor”; creo que vienen de igual fuente, ambos molinos).



En Nietzsche, en el con olor a membrillo, de Zaratustra,  se deriva ese molino de las formas, el polvo, y también, más adelante, el estío: el adentro del anillo del verano.



Ya podemos vislumbrar por qué más adelante en su vida Pablo Neruda refirió a Nietzsche como el con olor a membrillo: cuando joven lo había leído y apropiado, y machucado dejándolo como a un membrillo corcho: Nietzsche, el con olor a membrillo dice ese poema.



Y estamos al final de la primera estrofa, donde el símbolo <tierra> cierra la constitución del mundo: ya es una naturaleza no igual a su origen: es una que contiene lo humano:


“y el perfume de las ciruelas que rodando a tierra
se pudren en el tiempo, infinitamente verdes.”


puesto que hay percibientes de ese perfume. Con el olor de la podredumbre elevado a perfume para indicar que el proceso refiere a su resultado: ciruelas infinitamente verdes, infinitamente vivas.


Y además, donde el símbolo de la ceniza se incorpora de modo oculto por segunda vez: En el primer verso fue una referencia explícita. La primera vez que reapareció oculta fue en el polvo, en el hacerse polvo las formas, el signo de la Cruz usado como símbolo; y ahora reaparece en el pudrimiento.



La ceniza es lo que ha estado desarrollándose: en los  mares, en el polvo aventado y ahora en el pudrimiento para que la naturaleza quede infinitamente viva, y jamás haya necesitado de un Creador.



Aquello de lo verde como símbolo de vida, el joven Neruda lo extrajo, otra vez: de Nietzsche, de “Así habló Zaratustra”. Obvio que ya no está Neruda para confirmar, pero las textualidades ya han sido tantas y tan variadas que apuntan a una prueba ya casi irrefutable.



Sobre eternamente verde. Zaratustra: Desde <El canto de los sepulcros>:



“¡Ahí está la isla de los sepulcros, la silenciosa! ¡Ahí están igualmente los sepulcros de mi juventud! A ella quiero llevar una corona siempre verde de vida.”



Allí tienen lo podrido, la podredumbre, el se pudren, en esos sepulcros, en esa tierra, y ahí tienen una corona verde, que es de un siempre verde de vida.


Hemos visto que la primera estrofa del Galope muerto usa casi exclusivamente símbolos en su presentación y desarrollo:



El símbolo de la ceniza: la célula vivificante, el principio vivificante, desarrollada en polvo en el ámbito humano y reaparecida en el producto del pudrimiento para quedar la naturaleza infinitamente viva. La ceniza es el inicio de la vida y es la mediación de la vida: el momento de la destrucción solo es el nexo.



Y en la ceniza el símbolo del fuego. Y después el agua en los mares, y el aire en las campanadas que cruzan en cruz, y el símbolo del cristianismo en esa Cruz, y el símbolo del molino de la formas, y la ceniza recrecida en el símbolo del polvo, la palabra que se avienta y se esparce, y por eso es confuso aquello pero pesando, teniendo efectos de trascendencia, y el retorno de la ceniza en el pudrimiento, en la desorganización, para llegar a la tierra, la naturaleza ya hecha mundo, con sociedad humana incluida en ella, para quedar esa vida infinitamente viva, en el ciclo de su existencia: en el símbolo de lo verde.



Fernando Reyes Franzani

14 de julio de 2011



Artículo construido a partir de “Análisis, comentario y estructura de Galope muerto” libro del mismo autor, en espera de su publicación, y primero, encuentro de editor.

infinitamente verdes.